La niña caminaba distraída,
la pintura la llamó,
se acercó lentamente,
perdiéndose en los ojos del bebé.
Cada noche,
lo abrazaba,
con ternura lo pensaba,
lo recordaba.
Anhelo?, instinto?
Quién sabe!
Lo cierto es que
después de muchos años,
la niña fue madre y se reencontró
con esos hermosos ojos.
María Eugenia Pérez
/ 03 Nov 2020Bellos poemas , muchas gracias, los disfruté mucho.
Victoria Paz Ablanque
/ 05 Nov 2020Gracias Maria Eugenia, un abrazo.
Rosario Paz
/ 29 Nov 2020La pintura no molestaba! En Cambio esos ojitos verdes! Ay Dios mio ❤️