CUENTOS PARANORMALES MUY NORMALES VI. VICTORIANO ANAYA Y LOS FANTASMAS DE AGAVE

 

Caldono es un municipio del Departamento del Cauca, en el sur de Colombia; una región fuertemente azotada por el conflicto, que trata de sanar sus heridas bajo sus lindas montañas, el río Ovejas y sus imponentes cultivos de café, plátano y fique.

En la década del sesenta, la energía eléctrica era un servicio que solo se prestaba entre las seis de la tarde y las diez de la noche; horas en las que los caldoneños después de largas y agotadoras jornadas de cosecha, aprovechaban para disfrutar del choque de tacos y bolas, en el billar de Don Pepe. Una vez terminada la función, los pobladores regresaban a sus hogares; a pie, los que vivían en la cabecera municipal y a caballo, quienes vivían en las veredas aledañas.

Victoriano Anaya, era un hombre valiente y trabajador, no conocía de miedos ni de historias de terror, su vida transcurría entre los campos de Caldono, la naturaleza y sus paisanos. Para los niños del pueblo era un verdadero héroe, que sin importar la oscuridad de la noche ensillaba su yegua para ir a donde fuera y a la hora que fuera. Sin embargo, ese día la planta eléctrica, se apagó varios minutos más tarde, Victoriano tomó su sombrero, su mochila negra y partió en búsqueda de su yegua, que juiciosamente lo esperaba pastando en el potrero junto al cementerio. La montó y se dirigió a Plan de Zúñiga a darle una última revisada a las siembras y a las vacas, con la intención de volver de nuevo a casa para repetir la misma travesía al día siguiente.

Por una extraña razón, que jamás conoceremos, esa oscura y fría noche, a Victoriano le dió por cambiar de camino, tomó el Puente Real bordeando la cordillera, cabalgo despacio, en silencio, acariciando el paisaje bajo la luna llena. Había pocas estrellas. El, jineteaba tranquilo, sin prisa, en su terreno y encima de su fiel yegua. De repente, brusca y arisca, relincho la bestia, con fuerza se echó hacia atrás y se negó a seguir avanzando, el viento soplaba como un lobo llamando a su manada, y Victoriano empezó a sentir ese infinito miedo que jamás había sentido. Con sigilo y lentamente, pero con los ojos bien abiertos, se giró hacia el río.  ¡Ahí estaban! En la orilla, flotando en el aire, levitando alrededor del ataúd, las ánimas, los fantasmas, los espeluznantes seres que danzaban en el aire, se inclinaban ante su muerto y se elevaban de nuevo sin tocar el suelo, en su aterrador ritual.

Victoriano jamás logró recordar cómo volvió a casa después de la terrorífica escena, pero a la mañana siguiente en el pueblo había una verdadera algarabía. Un desfile de aguas, hierbas y menjurjes de cuanto curandero había en Caldono, entraban y salían de la casa de los Anaya, con sahumerios, amuletos y rezos. Nuestro querido protagonista había llegado pálido y vomitando a su casa, a duras penas podía bajarse de la yegua y pedirle a su esposa que lo ayudara y lo abrazara fuertemente.

Don Nelson y Don Isaac, amigos de Victoriano, fueron parte también de la turba de curiosos que llegaron a la casa a escuchar la historia que desesperadamente Victoriano narraba desconsolado y tembloroso.  Estos dos paisanos, en compañía de otros señores del pueblo, decidieron aprovechar la soleada mañana e ir al sitio de los hechos, tal vez el entierro aquel habría dejado alguna evidencia.

Al llegar al lugar se encontraron con que el famoso entierro o guando, no era más que una canoa bordeada con unos tendederos de fique, de donde se suspendían varias fibras blancas y amarillosas de un metro veinte, atadas entre ellas y danzando por los aires, que unos fiqueros habían dejado en la orilla del río el día anterior y que nuestro querido Victoriano en medio del cansancio de la jornada y seguro con un par de tragos en la cabeza, había confundido con una de esas tantas historias de nuestra idiosincrasia colombiana.

En efecto el fique, cabuya o agave como se le conoce científicamente es uno de los productos más importantes del corredor andino, tanto las comunidades ancestrales como la ciencia le han reconocido propiedades curativas, pues es utilizado en la elaboración de cortisona para inflamaciones, anticonceptivos y como edulcorante natural. Sumado a que se trata de una fibra biodegradable que al descomponerse se emplea como abono y con la que se pueden elaborar empaques reciclables.

Cuidemos entonces nuestros maravillosos fantasmas de agave y recordemos siempre que detrás de estas fantásticas historias de nuestros pueblos llenas de folclor y cultura, existe una sabiduría invaluable que en tiempos de cambio climático son la esperanza de nuestra vida y la de todos los seres que habitan con nosotros el planeta.

 

Comments ( 15 )

  • Claudia Andrea Velasco Carvajal

    Me encantan estas historias más cuando las narra una excelente escritora… Y un abrazo

    • Victoria Paz Ablanque

      Muchas gracias Claudia, un abrazo también para ti, haces parte de los momentos felicies de mi historia, gracias por motivarme. Saludos

  • Edgar Fernández santoral anaya

    Hola victoria que buena narración y de mi pueblo lo conocí a victoriano tuve muchas conversación amenas y una que me hizo no me puedo olvidar jaja gracias un saludo especial

    • Victoria Paz Ablanque

      Gracias Edgar, pues que la vida nos permita más temprano que tarde, tomarnos un buen cafe con pandebono, revivir esas historias e inmortalizarlas en las letras.
      Un abrazo gigante, saludos en casa.

  • Margarita Herrera Banderas

    Excelente cuento

    • Victoria Paz Ablanque

      Gracias Margarita, un abrazote.

  • Saúl Sánchez Toro

    Maravilloso relato. Atrapa al lector desde el principio

    • Victoria Paz Ablanque

      Gracias Saúl, me motivas a seguir. Un abrazote.

  • Diana Alejandra Muñóz

    Me encanta, felicitaciones, hija de esta tierra orgullosa de lo que haces.

    • Victoria Paz Ablanque

      Hermoso mensaje, espero tener la inspiración y la pluma para seguir cautivándolos. Abrazototote

  • Jenny Cabrera

    Magníficas letras!! Gracias por enaltecer nuestro paKennyís desde las letras

    • Victoria Paz Ablanque

      Gracias a tí Yenny por estar ahí aportando siempre. Un abrazo cargado con mis mejores deseos. Que vivan las letras!!!

    • Victoria Paz Ablanque

      Gracias a tí Yenny por estar ahí aportando siempre. Un abrazo cargado con mis mejores deseos. Que vivan las letras!!!

  • Claudia Fernanda

    Levantarme en tierras lejanas, tomarme un café Colombiano traído por mi primo Olmedo y poder trasladarme por unos minutos a ese pueblo que no me vio nacer pero si fue cómplice de mi niñez y juventud… No tiene precio. Ver reflejado e imaginar a mi abuelo Isaac y a mi tío Nelson ven medio de sus travesías… Es emocionante. Gracias Victoria, nos acercas al recuerdo, al amor y nos haces respirar Caldono

    • Victoria Paz Ablanque

      Hermoso mensaje mi querida Claudia, digno de que tomes la pluma y te sientes a escribir.

      Un abrazo enorme y gracias por motivarme.

      Victoria

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